El arte de KAGAYA YUTAKA




Kagaya Yutaka fue en su juventud una persona tan interesada por el cielo estrellado, que comenzó a crear muchos dibujos y aprendió astronomía por si mismo. En sus tiempos de estudiante se intereso por el uso de computadoras, mientras se decidía entre ser astrónomo o ilustrador. A partir de 1990 su arte digital comienza a tener renombre en Tokyo hasta el día de hoy.

Podéis admirar todo su trabajo en Kagaya Gallery.

Trasmitir pensamientos de amor



Concentra la mirada en el entrecejo.
Sumérgete en la sagrada estrella de la meditación.
Trasmite una y otra vez pensamientos de amor a tus seres queridos,
tanto a los que están todavía en este mundo,
como a los que se marcharon ya revestidos de luz.

No existe espacio alguno entre las mentes y las almas,
aunque sus vehículos físicos se encuentren separados por grandes distancias.
En el pensamiento, nuestros seres queridos están realmente cerca.

Trasmite este mensaje una y otra vez:
"La felicidad de mis seres queridos,
ya sea que se encuentren en la tierra o en el mas allá,
me hace feliz".

Durante la meditación profunda,
el ojo espiritual se hace visible en el interior del centro de la frente.
La voluntad proyectada desde este punto,
es el instrumento de trasmisión del pensamiento.
El pensamiento o poder emocional del ser humano,
concentrado sosegadamente en el corazón,
le permite actuar como radio mental y
recibir el mensaje de otras personas cercanas o lejanas.

Yogananda

El Universo




"El origen del Universo requiere una inteligencia,
una inteligencia a una escala mayor,
una inteligencia que nos precedió y que decidió conformar,
como un acto deliberado de creación,
estructuras idóneas para la vida".
Fred Hoyle

El canto de Dios



Se reunió en sabio Gurú con sus discípulos como lo hacía todas las mañanas. Dios era el tema de aquel día y la discusión estaba supremamente interesante, entonces, cansado ya de paráfrasis filosófica un discípulo preguntó a quemaropa:

-Maestro sublime, dinos pues, porqué crees tu que existe Dios?

El Gurú dirigió su mirada risueña al horizonte y oyendo el bello canto del ruiseñor contestó:

-Dios es como esa ave que se esconde tras el árbol: no podemos verla, pero sabemos que está allí porque oímos su canto.
Cuento Sufí

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