FENG SHUI



 
Sus orígenes como Ciencia se remontan a más de 5.000 años. Antiguos maestros chinos observaron, analizaron y experimentaron sobre los fenómenos naturales que incidían sobre los terrenos de cultivo. A partir de sucesos cíclicos lograron determinar qué terrenos eran los más fructíferos y cuáles no. Su siguiente paso fue determinar qué zonas eran las mejores para la edificación y el desarrollo de los pueblos.
 
Estos maestros chinos inventaron la brújula, de la cual se sirvieron, entre otras cosas, para delimitar los campos magnéticos terrestres. Sabemos que todo lo que existe en el universo es energía en diferentes estados y que el magnetismo afecta notoriamente a este planeta, incidiendo directamente sobre las personas y, por ende, en las construcciones en las que viven.

Es un hecho demostrado que el entorno que nos rodea nos afecta sobremanera en nuestros hábitos y forma de vida. Cuanto mejor sea el entorno, mayor será nuestra calidad de vida. De la misma forma, no es lo mismo tener nuestra casa orientada hacia el norte, el noreste, el este, el sureste, el sur, el suroeste, el oeste o el noroeste, pues dependiendo de en qué lugar nos encontremos, el sol, el viento y otros fenómenos naturales nos serán más o menos propicios.

Es aquí cuando el Feng Shui se convierte en un Arte pues, dependiendo del maestro o profesional en el que deposites tu confianza, éste hallará los remedios y soluciones pertinentes que proporcionarán a los moradores de la casa plena armonía anímica, física, emotiva y mental. Así, tú y tu familia gozaréis de buena salud, mayor prosperidad, mejor disposición para los estudios y, por supuesto, excelentes relaciones en todos los ámbitos (familiar, afectivo, laboral, etc.).

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