Los aromas actúan sobre nuestro sistema nervioso, nos hacen recordar sucesos o acontecimientos asociados a ese perfume u olor, inclusive estimulan las distintas funciones del organismo a nivel sensorial y extrasensorial.
La esencia de pino, cuando flota en el espacio de un pequeño apartamento nos puede llevar a recordar la naturaleza, lo natural, esto nos puede ayudar a relajarnos y a dirigir nuestra energía por el camino correcto.
Una esencia de mirra al llenar el aire, nos recuerda y nos conduce a lugares místicos.
Los aceites esenciales no son sólo perfumes, son aceites altamente concentrados destilados de extractos de las plantas, obtenidos de diferentes partes: flores, hojas, tallos, raíces, etc.
Por ejemplo, el aceite de Lavanda es destilado de las flores, el aceite de Eucalipto proviene de las hojas del árbol.
Bajo la forma de aceites esenciales ejercen influencias positivas creando un ambiente agradable, sereno y relajante, mediante el calor se liberan pequeñas moléculas que al ser aspiradas pasan a los pulmones y de aquí son transportadas por la sangre a todos los órganos del cuerpo, actuando sobre determinado órgano, según las propiedades del aceite esencial natural utilizado. Este efecto es lo que ha aplicado en Aromaterapia, un método de curación mediante el empleo de aceites esenciales naturales.
La Aromaterapia no es nueva, los aceites esenciales se han usado hace miles de años, los antiguos egipcios estaban altamente especializados en las mezclas de aceites aromáticos.
Los Romanos eran particularmente aficionados al aceite de rosas.
En la civilización griega, Hipócrates, el padre de la medicina, reconoció el poder de curación de las plantas. Se conoce, a través de la historia, que durante las epidemias de peste, se quemaban maderas como Junípero y Pino, por sus propiedades antisépticas.
En la Biblia encontramos directas referencias al uso de inciensos, esencias y aceites para perfumar, purificar, hacer unciones y aún con fines médicos (Ezequiel, Isaías, Moisés y Salomón).
La perfumería es un antiguo arte, y podemos sorprendernos al saber que el perfume como actualmente lo conocemos, fué creado por primera vez en Tierra Santa, cuando la reina de Saba, hace 3000 años, al visitar al rey Salomón le obsequió vástagos de nísperos, de esta planta se extraía un bálsamo muy apreciado, los vástagos fueron trasplantados al Oasis Ein-Gedi, en las orillas del Mar Muerto, de estas plantas los perfumistas de la época obtuvieron una esencia del bálsamo para crear un perfume muy codiciado.
En el siguiente milenio, a causa de las guerras en Jerusalén y Tierra Santa, la industria de la perfumería se extinguió, hoy después de 2000 años, perfumistas internacionales han redescubierto el antiguo arte usando las esencias aromáticas de unas 90 plantas diferentes, nativas de Jerusalén, y ha producido exquisitos perfumes.
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