Concentra la mirada en el entrecejo.
Sumérgete en la sagrada estrella de la meditación.
Trasmite una y otra vez pensamientos de amor a tus seres queridos,
tanto a los que están todavía en este mundo,
como a los que se marcharon ya revestidos de luz.
No existe espacio alguno entre las mentes y las almas,
aunque sus vehículos físicos se encuentren separados por grandes distancias.
En el pensamiento, nuestros seres queridos están realmente cerca.
Trasmite este mensaje una y otra vez:
"La felicidad de mis seres queridos,
ya sea que se encuentren en la tierra o en el mas allá,
me hace feliz".
Durante la meditación profunda,
el ojo espiritual se hace visible en el interior del centro de la frente.
La voluntad proyectada desde este punto,
es el instrumento de trasmisión del pensamiento.
El pensamiento o poder emocional del ser humano,
concentrado sosegadamente en el corazón,
le permite actuar como radio mental y
recibir el mensaje de otras personas cercanas o lejanas.
Yogananda